Desde 1984 la infección virus de la inmunodeficiencia adquirida, ininterrumpidamente ha cobrado terreno en Panamá; y aunque la terapia retroviral (TARV) permite a los pacientes sobrevivir; esta pandemia representa un grave problema para el sistema de salud pública y principalmente para las familias afectadas.
La disposición de pruebas de laboratorio obligatorias a las embarazadas, evita la transmisión vertical (de madre a hijo); pero la pandemia VIH-SIDA se extiende descontroladamente, por la promiscuidad y la práctica sexual sin protección, destacó el psicólogo de la clínica TARV en Chiriquí, Franklin Martinis.
Actualmente en Chiriquí más de mil 400 portadores del VIH reciben la terapia antiretroviral que les permite una vida “normal”; pero una cantidad impredecible de personas, la mayoría menor de 35 años de edad, no saben que están infectados, advirtió Martinis.
Practicarse periódicamente la prueba del VIH, podrá permitir un tratamiento oportuno, de resultar positiva, y disminuiría el numero infecciones por contacto sexual; pero lo ideal sería practicar la monogamia y fortalecer la familia de forma integral.
