En el centro de salud de Nuevo Veranillo, en el distrito de san Miguelito, opera la clínica de pie diabético, atendida desde hace 18 años por el doctor Danilo Espino, quien tiene 42 años como médico, quien además de atender trata de educar a sus pacientes sobre esta condición.
Él junto a su equipo de abnegados profesionales atienden en la clínica a todos por igual, asegurados o no, de la región o no, lo importante es ofertar este servicio.
“Lo único es que exigimos a los pacientes es una referencia y pruebas de laboratorio para analizar el caso, esto no es hacer limpieza y ya, se trata de un tratamiento y de enseñarle a las personas a modificar su vida y vivir mejor”, destacó el galeno.
Estas fueron sus palabras mientras atendía a un paciente completamente recuperado, el señor Santiago Molina, residente en San Miguelito, quien destacó, “me enviaron desde el Santo Tomás, allí tenía 175 de azúcar y una enorme herida en el pie, aquí recibí la mejor atención; de familia, compre esto, use aquello, no coma los alimentos que aumentan sus niveles”, ese día era su última cita pues ya se le daba de alta después de tres meses y su pie no mostraba signos de lesión; el médico señaló que lo primero fue regularle el azúcar y bajarla a 90 y tenía un hueco en la planta superior del pie, se combatió la infección y se recuperó, regresará en un mes para control y de allí ya depende de él su mejoría.
Llegó otra paciente, residente en Alcalde Díaz, cinco años atrás le detectaron diabetes, ella no lo recuerda o convenientemente se le olvidó, declaró su hija.
Caso delicado, mientras le limpia y atiende la herida, el dr. Espino habló sobre la importancia de mantener niveles óptimos de azúcar antes que el paciente se deteriore más.
Estos son los casos que nos llegan dijo, mientras limpiaba la herida, y añadió, tiene que esta paciente tenía que ser tratada con insulina para bajar esos niveles de azúcar en sangre y le dijo a su hija, “debe bajar lo que come de arroz, pan, todos los carbohidratos. Se vuelven inmunes al dolor, no les duele mientras se les está limpiando y no lo sienten”.
“Estas situaciones son las que queremos evitar, cuando un paciente llega a este nivel es descuido y trabajamos con la salud, no somos magos, no queremos llevar a ningún paciente a amputación, se disgustan, nos gritan, pero a ese nivel ya se procura salvarle la vida, si no se elimina esa parte del cuerpo se va regando y es peor”, recalcó.